jueves, 19 de mayo de 2011

RESPUESTA

RESPUESTA

Por don Francisco Domingo Larrosa Gil
Heraldista

Distinguido Sr. D. José Juan:

Corresponder muy cordialmente al saludo enviado por el Sr. Xavi Garcia a través de su instructivo y como en otras ocasiones le he podido manifestar nada tedioso blog, a quién también deseo transmitir mi radical enhorabuena por su purismo heráldico (al que vengo suscrito desde que la Heráldica despertó mi curioso interés por ella) y mi entero acuerdo respecto de sus palabras de hoy.

En cuanto al uso de los lambrequines al que hice referencia en mi mensaje publicado el pasado 17-05-2011 sobre el timbre heráldico, sencillamente me gustaría aclarar que a lo que me refería con la frase “nunca se emplearán con el uso de corona” para adornar un escudo, quería decir que cuando se emplea sola y exclusivamente una corona como timbre de un escudo no se deben utilizar lambrequines como adorno exterior, pero sí cuando se utilice casco o yelmo. Esté superado o no de corona de cualquier dignidad. Para más abundamiento y comprensión aclaré el asunto diciendo “y ello, por lógica y uso que en la práctica tuvieron los lambrequines para evitar las inclemencias del tiempo producidas por una excesiva exposición al sol”, lógicamente asidos al yelmo por medio del burelete.

Vamos, que redundando en el tema, el hecho de que el yelmo colocado como timbre de un escudo porte o no corona es cuanto menos indiferente, siendo la circunstancia aleatoria de portar éste corona sólo indicativa de que el titular del escudo está en posesión de una dignidad nobiliaria, motivo que nunca podrá suponer una inconveniencia para el uso de los lambrequines como adorno.

Sería descabellado defender otra cosa.

Discrepando un poco respecto de lo referido sobre colocar un burelete superado de cimera como timbre de un escudo, decir que personalmente entiendo que esta costumbre no se encuentra como tal dentro en la Heráldica española y lugares de su influencia, por lo tanto, no comparto la idea de su uso. Es mi humilde opinión.

Aprovecho para transmitirle un cordial saludo.
Francisco Domingo Larrosa Gil