viernes, 6 de mayo de 2011

RENACE EL BLOG DEL PADRE DON GUY SELVESTER

Como se ha expresado en varias ocasiones, monseñor Bruno Bernard Heim debería ser nombrado patrón de los heraldistas.
No en vano su obra La heráldica en la Iglesia católica, sus orígenes, costumbres y leyes, es referencia obligada para todo heraldista interesado en eclesiástica.
Si existe una persona que haya mantenido, por medio de un intenso estudio, el extenso conocimiento sobre heráldica eclesiástica de monseñor Heim es, sin duda, el sacerdote norteamericano don Guy Selvester, de la diócesis de Metuchen, en Nueva Jersey, cuyas armas,
parte, según costumbre anglosajona, con las de su destino eclesiástico:
Su evidente esfuerzo fue recompensado durante la celebración del XXIX Congreso heráldico internacional celebrado en Stuttgart, siendo elegido miembro asociado de la Academia internacional de heráldica, a través de votación entre los académicos de pleno derecho:
http://shoutsinthepiazza.blogspot.com/2010/09/great-honor.html
La Iglesia, nuestra Iglesia católica, aún no ha reconocido, ni aprovechado, su inmenso conocimiento. Observando el armorial que exhiben sus excelencias, los señores obispos de la Iglesia universal, parece casi pecado no recurrir al inmenso saber del padre Selvester.



La jerarquía eclesiástica deberían considerar la posibilidad de que el padre Selvester ocupara un puesto de responsabilidad  recreando (que ya existió), bajo su docta doctrina heráldica, la Oficina heráldica vaticana, necesario instituto que impondría orden y rigor en el desconcierto que abunda en el armorial episcopal de nuestra querida Iglesia.
Escritor, el padre Selvester ha mantenido durante años un inmejorable blog, Shouts in the piazza, en el que mostraba parte de su trabajo, que desapareció de la red hace unos meses.
Para regocijo de los heraldistas amantes de la eclesiástica, don Guy Selvester ha vuelto a ocupar un espacio virtual: Omnia post. Blog cuya visita diaria es obligada y que, consecuentemente, permanecerá en la lista de enlaces sugeridos en el margen derecho de este tedioso espacio virtual que tiene la deferencia de estar leyendo, improbable lector.