viernes, 18 de febrero de 2011

RECORRIDO POR LA HERÁLDICA HISPANA, CAPÍTULO SÉPTIMO

ORÍGENES Y EVOLUCIÓN DE LA HERÁLDICA HISPANA

 
Dr. Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila,

Marqués de La Floresta
Cronista de armas de Castilla y León

CAPÍTULO SÉPTIMO: LA EDAD MODERNA Y LAS POSTRIMERÍAS DEL FENÓMENO HERÁLDICO (SIGLOS XVI-XVIII)


El uso general del sistema heráldico por parte de las sociedades hispanas va a perdurar tanto como duró en ellas el Antiguo Régimen, es decir hasta los tiempos de la Revolución Francesa.
Durante toda la Edad Moderna se siguieron utilizando generalmente los escudos de armas, sobre todo como marcas de honor y de prestigio social de carácter nobiliario. Esta mentalidad trajo consigo un creciente control de su uso por parte de los poderes públicos, y por ende una creciente intervención de los oficiales de armas, que a su vez fueron los causantes de su degeneración gráfica, y de su esclerosis dogmática.
Durante este periodo final, los diseños se hicieron cada vez más recargados de particiones y figuras. Proliferaron las cartelas caprichosas (sobre todo la llamada cartela de rollos, porque representaba en su origen un pergamino semienrrollado); los timbres (yelmos y cimeras, tenantes y soportes); las insignias nobiliarias (coronas, hábitos y cruces), y los mantos . También los diseños naturalistas en cuanto a figuras y colores. Para colmo, el arte del Barroco por excelencia, el teatro, vio en ellos un atractivo modo de representar escenas dramáticas, produciendo a veces verdaderos engendros gráficos de difícil interpretación.
Por otra parte, los tratadistas heráldicos apenas innovaron ideas, tampoco nuevas formas: se limitaron a aplicar hasta la saciedad conceptos y diseños ya declaradamente rancios, y a observar un excesivo formalismo conceptual y léxico, meramente descriptivo, lo que derivó hacia la absoluta esclerosis del sistema.
Su desaparición como fenómeno social tendrá la misma causa que permitió su pervivencia durante el siglo XIV: su asociación a la idea de ser una marca de honor de carácter nobiliario. Por eso, cuando el propio estamento nobiliario sea cuestionado o incluso desaparezca, al hilo de las revoluciones liberales, el sistema heráldico seguirá su misma suerte. Aunque sobreviva en círculos sociales minoritarios como una verdadera reliquia de otros tiempos.