jueves, 14 de octubre de 2010

RESPUESTA A LA SERIE SOBRE LOS MACEROS

Estimado Señor Carrión:

Antecédanme el obligado saludo y mis más sinceras felicitaciones por mantener tan magnífico blog. Me vuelvo a poner en contacto con usted a raíz de la instructiva serie acerca de la figura del macero que usted publicó, pero que por diversas razones escapó a mi lectura hasta fecha reciente.
Me propongo darle una explicación acerca de por qué las armas que lucen los tabardos de los maceros de nuestras Cortes Generales sólo se componen de las armas de Castilla y León. Por descontado yo le ofrezco una hipótesis, no puedo afirmarle que tenga la certeza sobre mi hombro derecho cuando escribo estas palabras.
Sin más prolégomenos le ofrezco mi teoría. Empezando cómo buen futuro hombre de leyes por un texto legal: el Real Decreto de 28 de mayo de 1785 rubricado por S.M. Carlos III. En dicho Real Decreto, Su Majestad tenía a bien disponer del diseño que debía lucir la bandera por él escogida para su "Armada Naval" . Bandera que cómo seguro sabrá dio lugar a nuestra actual enseña nacional.
En virtud de dicha disposición se establece que "usen mis buques de guerra de Bandera dividida a lo largo en tres listas, de las que la alta y la baja sean encarnadas y del ancho cada una de la cuarta parte del total y la de enmedio amarilla, colocándose en esta el escudo de mis Reales Armas reducido a dos cuarteles de Castilla y León con la Corona real encima".
Como habrá percibido usted las Reales Armas que se describen son idénticas a los que lucen dichos tabardos. A partir de este hecho conjeturo de la siguiente forma: El uso de la enseña descrita por el Real Decreto se extendió con el tiempo a la Marina Mercante, a los Ejércitos y a la Nación, diferenciándose del escudo y estandarte real. Nuestras Cortes Generales nacen hace 200 años y pocos días en la Isla de León y observando el constitucionalismo histórico nacional es plausible pensar que se adoptara aquella enseña que representaba a la Nación, como las Cortes, y no al Rey, como símbolo de la independencia de éstas frente al poder real. La convulsa historia de nuestro constitucionalismo refleja bien cómo el órgano legislativo intenta, a veces infructuosamente, la total independencia con respecto al poder real. Por otra parte el escudo actual en su cuartelado, cómo seguro sabe, procede del Gobierno Provisional del período 1868-1871, casi setenta años después del nacimiento de las Cortes. Si bien su historia en el primer período es accidentada.
Ésta es la explicación que puedo ofrecerle con mis limitados conocimientos. Los tabardos de los maceros de las Cortes mantienen la tradición del escudo primigenio de nuestra Nación, diferenciándose del regio.
Quizás también porque no son de reciente manufactura. Extremo éste que escapa a mi conocimiento.

Espero que le haya resultado interesante, espero sus impresiones y correcciones, que como siempre, serán enriquecedoras.

Reciba mis más cordiales saludos,

Álvaro Zapata.