domingo, 4 de julio de 2010

ALGUNAS CASAS NOBLES III: EL DUCADO DE MEDINACELI

El ducado de Medinaceli trae por armas un cuartelado en el que se representan, en primero y cuarto, un partido de Castilla y León, y en segundo y tercero las armas de Francia modernas.El asunto de las armas de esta antigua familia noble procede de una evolución de las armas originales de la casa real de Castilla.

El rey san Fernando III de Castilla sucedió a su madre, la reina doña Berenguela, en la titularidad del reino castellano en 1214. En consecuencia, debería haber adoptado por armas el castillo, parlante de aquel reino.Pero se daba la circunstancia de que este rey era hijo del, a su vez, rey de León don Alfonso IX que portaba el conocido, y también parlante, león de púrpura. León de púrpura con el que, paradójicamente, hasta la muerte del rey leonés, el rey de Castilla se armó.Por fin, en 1230, tras la unificación definitiva de ambos reinos, san Fernando optó por crear el conocido cuartelado de Castilla y León.Cuartelado que, en puridad heráldica, debería considerarse mal diseñado al disponer en primero y cuarto, los cuarteles reservados para las armas paternas, el escudo castellano en vez del leonés.

La noticia de la evolución heráldica de las armas de los actuales duques de Medinaceli nos lleva ahora cincuenta años después, durante el reinado de Alfonso X, el sabio, de Castilla. El primogénito de este rey y de su esposa, la reina doña Violante de Aragón, el infante don Fernando de la Cerda, se armó, para diferenciar su escudo del de su padre el rey sabio de un invertido del cuartelado real, disponiendo en primero y cuarto León y en segundo y tercero Castilla.El caso de la sucesión de este infante, origen del ducado de Medinaceli es digno de unas líneas. Falleció este infante a la edad de veinte años, nueve antes que su propio padre el rey, dejando huérfanos de padre dos hijos varones, los que después se denominarían los infantes de la Cerda.

A pesar de que el código de las siete partidas, promulgado por el propio rey sabio, establecía el reconocimiento del derecho de representación en la sucesión al trono, esta cláusula no se atendió. El derecho de representación, hoy recogido como tal en la propia constitución española, establece que los derechos a la sucesión del trono del heredero premuerto al rey, se transmiten a sus propios herederos. Es decir, si falleciera el actual príncipe de Asturias, Dios no lo quiera, antes que el rey don Juan Carlos, su hija de tres años, doña Leonor, representaría los derechos de sucesión al trono de España, en nombre de su padre fallecido.

Esta regulación legal, vigente a la muerte del rey sabio al igual que hoy, no se respetó: sucedió en el trono castellano el tío de los infantes de la Cerda con el nombre de Sancho IV, el bravo.

Los infantes desheredados, para diferenciar sus armas de las que había traído su padre, optaron por partir, dimidiando, las armas de su madre, la princesa doña Blanca, hija del rey san Luis IX de Francia, con el cuartelado real inverso que había ostentado su padre. Así, se armaron de Francia antiguo, partido de Castilla, medio cortado de León.Los herederos de esta dinastía desheredada, los de la Cerda, entroncaron familiarmente con los condes de Medinaceli, y desde el reinado de los reyes católicos, ya titulados como duques, fueron aceptados en la corte. Desde entonces, alteraron el orden de las armas que habían recibido en herencia disponiendolas en la forma en la que en la actualidad permanecen:Escudo cuartelado: primero y cuarto de Castilla, partido de León, y segundo y tercero de Francia moderno.