jueves, 22 de mayo de 2008

GINEBRA DE SUIZA

Me decía una vez un buen amigo y compañero de armas, don Bernardo Rodríguez López, estando ambos en Afganistán de misión, en 2002, que paradójicamente el sentido del humor era de las cosas más serias que existían. Y justificaba su argumento con la idea de que médicamente, él era enfermero, resultaba un reconstituyente vital de la mejor especie.

Algo de verdad había en la seriedad de su humor: Contaba anécdotas del todo graciosas con cara y tono de voz circunspectos, como aquel que relata la muerte de alguien: Serio, cara de queso, apagado, triste. Y el caso que es que tenía un sentido del humor envidiable.
Y hablando de personas serias y de buen humor: Dicen de los suizos que son un pueblo extraordinariamente trabajador y aplicado a sus quehaceres, pero serios y aburridos como nadie. Sin embargo no es habitual encontrar algo de humor en torno a la heráldica. Los suizos sí han sabido dar un toque humorístico a las armas de la cuidad de Ginebra. Sus armas son, como sabrá improbable lector: águila de sable exployada, dimidiada y coronada, en campo de oro, partido de llave de oro puesta en palo, en campo de gules.

A este escudo lo nombran, demostrando que es injusto el prejuicio que dice que todos los suizos son aburridos, como: Medio pollo y la llave de la bodega.